La ciclicidad en la Mujer Salvaje
Tal y como mencionaba la brillante Dra. Clarissa Pinkola Estés en su libro "Mujeres que corren con los lobos"*; la Mujer Salvaje es esa que está en la búsqueda de su verdad, de su camino único y su propio sueño y realidad interiores. La que anhela volver a conectar con su propia naturaleza innata y sus capacidades internas, místicas y sagradas. La que busca volver a los ritos y las enseñanzas perdidas que tradicionalmente se pasaban de madres a hijas.
La vida de esa Mujer Salvaje tiene varias fases bien definidas desde tiempo inmemorial, cada una de ellas relacionada con los poderes cambiantes de su cuerpo. La división en secuencias de la vida física, espiritual, emocional y creativa de la mujer es útil en el sentido de que le permite prepararse para lo que viene a continuación, lo cual pertenece a la Mujer Salvaje instintiva.
Aunque podemos dar nombres concretos a cada una de las fases, todas ellas son ciclos de cumplimiento, envejecimiento, muerte y nueva vida. Cada edad representa un cambio de actitud, de tareas y de valores.
¿Cuáles son esas fases en la vida de toda Mujer Salvaje?
Las fases estarían comprendidas de la siguiente manera:
0 a 7 años: Edad de la socialización del cuerpo y del sueño, en la que todavía se conserva la imaginación.
7 a 14 años: Edad de separar y entretejer la razón y la imaginación.
14 a 21 años: Edad del nuevo cuerpo / La joven doncella / despliegue, pero también función protectora de la sensualidad.
21 a 28 años: Edad del nuevo mundo / La nueva vida / La exploración de los mundos.
28 a 35 años: Edad de la madre que aprende a cuidar como una madre a los demás y a sí misma.
35 a 42 años: Edad de la búsqueda / Aprendizaje del cuidado materno del yo / Búsqueda del yo.
42 a 49 años: Edad del inicio de la madurez / Hallazgo del campamento lejano / Animación de las demás.
49 a 56 años: Edad del mundo subterráneo / Aprendizaje de las palabras y ritos.
56 a 63 años: Edad de la elección / Elección del propio mundo y del trabajo que aún queda por hacer.
63 a 70 años: Edad de la vigilancia / Edad de la refundición de todo lo aprendido.
70 a 77 años: Edad del rejuvenecimiento / Reafirmación de la vejez.
77 a 84 años: Edad de los seres de la bruma / Descubrimiento de lo grande en lo pequeño.
84 a 91 años: Edad del tejido con hilo escarlata / Comprensión del teido de la vida.
91 a 98 años: Edad de lo etéreo / Menos hablar y más existir.
98 a 105 años: Edad del neuma, el aliento.
105 años o más: Edad de la eternidad.
Esta división en ciclos de 7 años cada uno viene referenciada ampliamente en la psicología arquetípica, ya que hay docenas de referencias al símbolo del siete y sus cualidades místicas y mágicas, también relacionadas con los siete sentidos que poseemos los seres humanos. A estas fases se les presuponen los pasos hacia el camino del alma.
En el transitar de estas fases en la vida de toda mujer que conecta con su visión innata, podemos observar cómo influye el ciclo vida/muerte/vida y la continua ciclicidad de creación y destrucción como polaridades inherentes a nosotras mismas. Un ejemplo muy claro de ello es la llegada del período menstrual: muchas mujeres nos sentimos irascibles y molestas cuando llega nuestra menstruación o los días previos a que aparezca. Esto es debido a un aumento considerable de energía que desata nuestro cuerpo a través de nuestras hormonas y que nos empuja hacia el contacto con nosotras mismas y nuestra creatividad, y es precisamente cuando no podemos darle una salida a toda esa energía creativa acumulada, que entramos en la queja, la ira o la desazón.
Si pudiéramos aprovechar esos momentos para crear lo que verdaderamente nos nace de nuestro corazón y nuestra mente, probablemente viviríamos la menstruación de una manera totalmente diferente a como la vivimos hoy en día en los países de occidente principalmente.
Y esta conexión con nosotras mismas, además de que venga dada por ese aumento de energía provocada por nuestras hormonas, también se da porque si nos lo permitimos, la actividad de nuestro hemisferio derecho del cerebro se potencia durante esta fase.
¿Cómo influyen nuestros hemisferios cerebrales en los estados de conciencia?
El hemisferio derecho influye en la orientación hacia nuestro propio ser interno, hacia nuestra paz, nuestra dicha, y está menos involucrado con las cosas externas. Si llegan con facilidad, bien, y si no llegan, también está bien. Está más interesado en el momento y no tanto en el futuro, más interesado en la poesía de la vida y menos en su aritmética.
Hay una manera de seguir la vida mediante la aritmética y otra mediante los sueños y visiones; son totalmente diferentes.
En nuestro mundo actual por lo general se les suele inculcar más a los niños una orientación hacia el desarrollo y potenciación del hemisferio izquierdo, y no es que esto no sea bueno per se, si no que si se potencia en exceso y no se equilibra con la del hemisferio derecho, nos encontramos con que esa niña o niño tiene que vivir en el mundo adulto; tiene que olvidar los sueños, los mitos y la poesía. Esto, a la larga, podría volverle un auténtico paralítico en la vida emocional e interior, ni qué decir en su espiritualidad.
Una persona que sólo potencie la actividad de su hemisferio izquierdo del cerebro sin prestar atención al hemisferio derecho se aleja de la experiencia de la existencia en sí misma y todo su significado superior.
Por tanto, no es de extrañar que las generaciones de mujeres más jóvenes, estén intentando retomar este camino de la Mujer Salvaje para conectar con su vida interior y su espiritualidad. Y por ello, tampoco es una coincidencia que estas mujeres hayan iniciado la búsqueda de su propia verdad a través de su éxtasis, porque el orgasmo es momentáneo, pero nos permite vislumbrar el más allá. Dos cosas suceden durante el orgasmo: una es que la mente detiene su cháchara constante y se vuelve no mente durante un momento; y lo segundo es que parece que el tiempo se detiene.
Ese momento único del gozo orgásmico es tan inmenso y tan pleno que es igual a la eternidad.
¿De qué formas podemos sostenernos al transitar el viaje hacia la Mujer Salvaje?
Existen muchas formas de sostenernos al transitar este viaje hacia nosotras mismas y nuestro camino interior. Una de las más importantes es precisamente tener en cuenta en cuál de esas fases nos encontramos en el momento que estamos viviendo y entender que todo llegará y también pasará, y que por tanto, más nos vale aprovecharlo mientras podemos indagar en ello; dejarnos sentir las emociones a cada momento, atenderlas y darle salida a nuestra energía de la forma más adecuada posible en cada etapa de nuestro ciclo (tanto el ciclo vital, como el menstrual).
Hay otras formas de ayudar a sostener y liberar las emociones durante estos tránsitos vitales, y existen diversas herramientas como pueden ser la bioenergética o el Somatic Experiencing, que nos pueden aportar mucha calma y serenidad en los procesos emocionales.
Una de ellas, muy sencilla de realizar, es simplemente apoyar nuestra mano sobre el cuerpo, y respirando hondo, hablarse a una misma diciéndose con todo el amor y la intención posible las siguientes frases:
Te apoyo.
Estoy aquí.
Te tengo en brazos.
Respiraré contigo.
Te consolaré.
Cuando tengas miedo o te sientas superada, no te abandonaré.
Estaré contigo.
Respiraré contigo hasta que te calmes.
Cuando nos ponemos las manos sobre el cuerpo y dirigimos hacia dentro del mismo nuestras palabras y nuestra respiración, estamos apoyando las partes de nosotras mismas que nos resultan más vulnerables. Esto nos brinda la oportunidad de aliviar o liberar lo que nos parece intolerable. Las antiguas sensaciones de molestia pueden ceder el paso a sensaciones de expansión y bienestar. Cuando arraigan las sensaciones nuevas, podemos sentir más apoyo dentro de nuestro propio cuerpo.
El camino hacia la Mujer Salvaje, hacia liberar y reconocer nuestra propia esencia y sabiduría innatas, es complejo y está lleno de pequeñas trampas, pero no por ello es menos apasionante. Apela a nuestro espíritu innato buscador y curioso y guía nuestra alma hacia su verdadero hogar.
* Referencias:
"Mujeres que corren con los lobos" Clarissa Pinkola Estés.
"El libro de la mujer" Osho.
Somatic Experiencing, herramienta creada por el Dr. Peter Levine.
Artículo escrito por Lara Monclús