Límites y asertividad en nuestros días

06.03.2023


La importancia de los límites y la asertividad hoy en día es mayor que nunca, precisamente porque vivimos rodeados de un exceso de información, que a veces no resulta clara, un ritmo de vida muy acelerado y en una sociedad en la que está de moda el dar opinión sobre todo (a veces con críticas veladas y otras no tanto). Una sociedad en la que el ego muchas veces manda y dirige y no somos capaces de desarrollar la suficiente resiliencia, necesaria para sortear los obstáculos que nos van surgiendo en el intento de equilibrar la vida laboral, tan exigente a veces, con la vida familiar o el tiempo libre que todo ser humano necesita tener para poder vivir en plenitud.

Por ello, no a todo el mundo le resulta sencillo poner límites en una época como la que estamos viviendo. De hecho, se ha detectado un notable aumento en los últimos años del uso de fármacos, como las benzodiazepinas o ansiolíticos, derivados del estrés que se sufre actualmente con nuestro estilo de vida. Los problemas y trastornos mentales y emocionales aumentan considerablemente debido a la falta de co-regulación emocional de manera continuada con una red de apoyo como lo pueda ser la familia, las amistades o la pareja, pero también debido a la falta de apoyo social en situaciones de necesidad, que pueden llevar a un aislamiento o exclusión social de las personas.


¿ Cómo poner límites para encontrar nuestro equilibrio?


Para poder llegar a este equilibrio tan deseado, es importante tener en cuenta que el problema tiene un origen multifactorial, y que por tanto, además de atenderse las causas sanitarias, políticas, económicas o de posición laboral, también es necesario atender las causas internas, emocionales y mentales, y en relación con los demás.

Poder observar cómo es nuestra relación con lo que nos rodea, con las demás personas, cómo funcionamos en cada área de nuestra vida y pararnos a detectar minuciosamente cuáles son aquellos pensamientos, emociones o acciones que nos llevan a una situación de insatisfacción, hará que podamos aprender a poner los límites necesarios en cada una de esas áreas para vivir con más calma y autoamor. Y para poder poner esos límites es necesario saber emplear la asertividad.


¿Pero qué es la asertividad exactamente?


La asertividad es una habilidad social que poseen ciertos individuos de comunicar y defender sus propios derechos e ideas de manera adecuada y respetando las de los demás. La asertividad es una aptitud que le permite a la persona comunicar su punto de vista desde el equilibrio entre un estilo agresivo y un estilo pasivo de comunicación.

La palabra asertividad viene del latín "assertus", que denota una afirmación sobre la certeza de algo.

La comunicación asertiva es una forma de expresar lo que se piensa, se siente o quiere de manera clara y respetuosa, considerando la existencia de otros puntos de vista y sin ser agresivo o pasivo. La comunicación con asertividad es clara, objetiva, transparente y honesta. Este tipo de comunicación posee varias ventajas entre las que destacan:


Mejora la capacidad de expresión e imagen social.

Fomenta el respeto por las otras personas.

Facilita la comunicación.

Mejora la capacidad de negociación.

Ayuda a resolver las controversias.


Según la psicología, los comportamientos pueden ser divididos en 3 categorías: pasivo, agresivo y asertivo. La asertividad se establece entre el comportamiento agresivo y el pasivo, y por ello se considera que la interacción social bajo el comportamiento asertivo es saludable, ya que es seguro y respetuoso.

De ahí que se considere que una persona sin asertividad se vuelve ineficaz socialmente porque no logra comunicar lo que quiere adecuadamente.

Por otra parte, ser asertivo no necesariamente significa tener la razón. La persona asertiva es aquella que sabe que puede estar equivocada, pero mantiene la calma, y es capaz de escuchar otros puntos de vista para poder llegar a un mejor entendimiento de la situación.

Como uno podrá suponer, para poder poner en práctica la asertividad y los límites de una forma correcta, se necesita tener como requisito indispensable la capacidad de la empatía, la cual implica ponerse en el lugar del otro para entender sus razonamientos y conductas. Por lo tanto, no es posible ser asertivo si no existe un interés genuino por el otro.

Es importante destacar que la asertividad y la capacidad para poner límites se pueden enseñar y aprender, y por tanto, quizá deberíamos comenzar a plantearnos si no debería ser asignatura obligatoria para todos, con el fin de mejorar tanto nuestras propias vidas como las de aquellos que nos rodean y están en relación con nosotros.

Sería un primer paso necesario para ir creando un mundo un poco más amable que tuviera en cuenta las necesidades individuales, así como las colectivas, en nuestras sociedades actuales.


Artículo escrito por Lara Monclús

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